sábado, 8 de septiembre de 2012

OBRAS DE ARTISTAS INGLESES EN EL MUSEO DE BROOKLYN

Jueves | 30.09.1999   

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CULTURA: OBRAS DE ARTISTAS INGLESES EN EL MUSEO DE BROOKLYNPolémica por una muestra de arte en Nueva York





El alcalde Rudolph Giuliani dijo que una de las obras a exhibirse es blasfema y anticatólica






MARINA AIZEN. Nueva York. Corresponsal
La exhibición de un polémico retrato de la Virgen María, adornado con estiércol de elefante y fotos de genitales recortadas de revistas pornográficas, ha provocado una guerra descarnada entre el Museo de Arte de Brooklyn y el alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani. La pelea amenaza con tener una enorme repercusión en la vida cultural de esta ciudad, considerada como centro mundial de la libertad de expresión y de las vanguardias creativas.iuliani amenazó al Museo de Brooklyn con cortarle la ayuda financiera de siete millones doscientos mil dólares anuales, y hasta desalojarlo del edificio que ocupó por más de 100 años, si éste no retira la obra del artista británico, Chris Ofili, titulada The Holy Vergin Mary. Pero, la institución, que posee la colección de arte egipcio más importante de los Estados Unidos, no cedió a las presiones y, en cambio, decidió llevar al gobierno municipal a la Corte.El cuadro forma parte de una exhibición de 100 artistas jóvenes británicos, denominada Sensation, que pertenece a la colección personal del publicista Charles Saatchi, también británico. En la misma hay varias obras polémicas, como el busto de un hombre realizado con su propia sangre congelada, y un tiburón navegando en una pileta de formol. Pero, el retrato de la Virgen María es el que se ha llevado todos los dardos en esta guerra.La historia de este inédito conflicto comenzó la semana pasada, cuando una entidad ultraconservadora, asociada con el Partido Republicano, le llamó la atención al alcalde sobre la proyectada exhibición. Giuliani, que planea presentarse como candidato a senador por el estado de Nueva York, inmediatamente calificó la obra de Ofili de blasfema y anticatólica, e hizo sentir todo su poder para tratar de impedir la apertura de la muestra.Muchos sospechan que detrás de toda esta guerra se esconde, en realidad, la agenda política del alcalde, que está cortejando a los sectores más derechistas de la sociedad, para quienes es una herejía financiar con dinero de los contribuyentes toda manifestación artística. Sus detractores dicen que impedir la exposición, que abrirá sus puertas este sábado, es una afrenta abierta a la libertad de expresión, de peligrosas consecuencias.El jueves último, el Grupo de Instituciones Culturales, en el que están representados los 33 museos de la ciudad de Nueva York, entre ellos el Museo Metropolitano, de Arte Moderno y el Guggenheim, enviaron una nota a Giuliani, señalando que la interferencia del gobierno en una muestra, cuyos contenidos no le gusta, puede tener escalofriantes efectos.Que las instituciones asistidas financieramente por la ciudad de Nueva York tengan que asegurarse de que los funcionarios municipales consideren inofensiva cada futura exhibición puede causar daños duraderos, no sólo al Museo de Arte de Brooklyn sino a toda la ciudad, señalan en la carta.Aunque la alcaldía de Nueva York ordenó congelar una partida de 500 mil dólares para el Museo de Brooklyn, la institución pidió protección a la Justicia en contra de cualquier medida de revancha de Giuliani, basándose en la primera enmienda constitucional, que garantiza la libre expresión. Esta demanda es por el interés de todas las instituciones públicas, museos, bibliotecas y universidades, que están dedicadas al libre intercambio de ideas, sostuvo Robert Rubin, presidente del consejo del Museo.Varias organizaciones religiosas y del Partido Republicano tienen planeado realizar una manifestación el sábado frente al Museo de Brooklyn, en protesta por la exhibición. Pero, todo este barullo político en torno del polémico retrato no hizo otra cosa que generar más expectativa sobre la muestra. Lo más paradójico es que a esta altura las imágenes de la obra han sido publicadas en los diarios, en Internet, mostradas mil veces por televisión, y sin censura. Seguramente, también el artista ahora es mucho más cotizado.















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domingo, 2 de septiembre de 2012

LAS ARTES VISUALES SE APROPIARON DE LA PALABRA


Jacques Rancière: "Las artes visuales se apropiaron de la palabra"

Por: Pablo Rodríguez

La vasta producción de Rancière puede ubicarse en los últimos años en la relación entre estética y política, y es dentro de ella que se inscribe La palabra muda que
salió publicado por Eterna Cadencia el año pasado.

La palabra muda señala el punto de aparición de la literatura, su progresivo alejamiento de la lógica del resto de las artes en el siglo XX y sus consecuencias para la teoría estética. No es posible pensar el arte por fuera de la política ni mucho menos eliminar de la política sus aspectos estéticos. Pero esto no quiere decir que una de las instancias se subordine a la otra. En el caso de la literatura, su emergencia como campo específico es indisociable de ciertas ideas políticas, que no tienen por qué reflejarse mecánicamente en lo escrito. De eso se trata esta entrevista:

-Sobre el final La palabra muda usted sugiere que la literatura es el único campo que resiste a la crisis del arte. ¿Podría desarrollar más esta idea?
-Hoy ya no estaría de acuerdo con esta formulación, pues le otorga demasiada importancia a un tema entonces insistente como la "crisis del arte". Pero hay algo que me parece claro: la literatura está apartada del destino del arte contemporáneo, que se convierte cada vez más en un arte de la indistinción donde la calidad del artista no está vinculada a ningún saber-hacer instituido. Los pintores son clasificados hoy en la categoría de plásticos, en la que se encuentran también los fotógrafos y los videastas, y hasta artistas que no pueden crear nada con sus manos. Hombres de teatro, bailarines y músicos se confunden a menudo en el arte de la performance. Los escritores generalmente han resistido a las diferentes formas de indistinción que pudieron presentarse en la época dadaísta y futurista, en la época pop o la de la electrónica y la informática. La literatura no está sometida a una crisis de identidad. Vive de la herencia de sus contradicciones sin que éstas produzcan formas nuevas de relato y de escritura. ¿Qué obra literaria genera hoy escándalo?

-Usted dijo que"la literatura no inventa hoy categorías de desciframiento de la experiencia común" porque sus procedimientos fueron absorbidos por otras artes. ¿Cuál es, entonces, la importancia de la literatura?
- Pienso en efecto que ya no es tan importante como antes. La literatura, entre el tiempo de Balzac y el de Joyce, fue el laboratorio en el que se experimentaban
las formas de descripción y de interpretación de la experiencia, y esto correspondía a las conmociones científicas, políticas y técnicas. Experimentó por ejemplo los modos de visión de la metrópolis, del paisaje urbano, de los comportamientos de sus habitantes que estuvieron luego en el centro de la fotografía y el cine, pero también en el corazón de la narración cotidiana. Los grandes novelistas también inventaron las formas que se estandarizaron en el relato periodístico. Es claro que la literatura no puede cumplir más ese rol en la actualidad. De allí la tendencia de la literatura a convertirse en algo así como un meta arte, un arte que reelabora al mismo tiempo su propio texto y las formas textuales y visuales que ayudó a engendrar.

- Usted plantea que la literatura durante el siglo XIX se desplegó entre dos géneros sin género: la novela y el ensayo. ¿Cuáles serían hoy esos géneros que permiten que la literatura perdure?
- Se puede constatar que estos géneros continúan funcionando. La forma novelesca se muestra todavía apropiada para hablar de la historia contemporánea. Pienso por ejemplo en la manera en la que Antonio Lobo Antunes, en El regreso de las carabelas, pudo adaptar una cierta forma de mezcla de tiempos y de voces tomada de Faulkner para hablar de la relación del Portugal posterior a 1974 con su pasado colonial. Pienso en la manera en la que Don de Lillo pudo, en Underworld, contar el devenir de Estados Unidos en los años 60 tal como Dos Passos había contado el devenir de Estados Unidos a principios del siglo XX, entrecruzando los relatos de destinos individuales. Esto implica que la novela se reapropia de las formas del relato, sobre todo de las del relato periodístico que nacieron de ella. La frontera entre lo "literario" y lo periodístico es un lugar privilegiado donde la novela y el ensayo pueden encontrarse.

- Si la literatura es, como dice, "el régimen históricamente determinado del arte de escribir", ¿cuáles son hoy esos condicionamientos históricos? ¿Cómo se plantearía, por ejemplo, el caso de las escrituras electrónicas, en especial los blogs?
- No quise decir que la literatura era el producto de ciertas condiciones históricas preexistentes, sino que es en sí misma una singularidad histórica: la "literatura"
como la conocemos existe hace apenas 200 años aproximadamente en Occidente. Su existencia coincide con las revoluciones políticas modernas. Esto no quiere decir que sea la consecuencia de ellas, sino que su constitución participa de una ampliación de las formas de experiencia de la lectura y de la escritura. El caso de las escrituras electrónicas debe ser pensado en relación con esta ampliación. Hay que romper con el equívoco del concepto de escritura. La escritura designa, por un lado, una técnica, y por otro, un universo de experiencia, una forma de reparto de las palabras, de las experiencias, de los saberes. Las escrituras electrónicas cumplen un rol destacable desde este segundo punto de vista. Aquel que teclea sobre su computadora no tiene necesariamente una relación diferente con el acto de escribir que aquel que tecleaba en una máquina de escribir. Pero participa de un universo de experiencia transformado por la multiplicidad de las conexiones, por las nuevas posibilidades de dar forma a la experiencia.

- Señala a Flaubert, Mallarmé y Proust como los autores que despliegan las contradicciones de la literatura. ¿Existen en la actualidad figuras que expresen estas contradicciones? - La literatura estuvo atravesada por una tensión fundamental. Por un lado, es la forma de discurso que resulta de la destrucción de las jerarquías entre los sujetos y los géneros. La novela llamada realista consagra la capacidad de los cualesquiera para ser los sujetos de la ficción e impone una palabra que anula la diferencia de estilos, una palabra que borra las marcas de distinción que caracterizaban a las belles lettres. El caso de Flaubert es ejemplar de este devenir anónimo de la literatura. Pero, por otro lado, la literatura fue acosada por el proyecto romántico de una palabra que sería más que palabra, que sería el principio de un nuevo modo de comunidad. Tanto Mallarmé como Whitman hacen de la poesía el principio de una economía simbólica que se superpone al orden económico ordinario. En el siglo XX este proyecto se invirtió, sobre todo en autores como Blanchot, que hicieron de la literatura una suerte de teología negativa. No creo que esas tensiones estén hoy presentes.

- Usted despliega la dicotomía entre hablar y ver. ¿Qué diferencia habría entre lo visible y lo enunciable en la literatura?
- Es claro que las artes llamadas visuales se apropiaron ampliamente de la palabra y la escritura. Hace dos años, en la Bienal de Venecia, el pabellón francés estuvo dedicado al trabajo "plástico" de Sophie Calle
sobre una carta de ruptura, y las paredes de las salas estaban cubiertas de textos que representaban las múltiples interpretaciones que le daban a esta carta los escritores y los grafólogos. Los artistas visuales se apropiaron del espacio intermedio que separan a las "imágenes" producidas por las palabras de las imágenes producidas por la mano o la máquina. ¿Los escritores cultivan un terreno propio en relación con esto? No estoy absolutamente seguro. Pueden también abordar por su cuenta la misma relación entre lo enunciable y lo visible, como en el caso de W.G. Sebald. Sus grandes libros, Los emigrantes, Los anillos de Saturno y Austerlitz están construidos como comentarios de fotografías que tomó él mismo en los lugares que ha recorrido como viajero, pero son también lugares cargados de historia, se trate de los paisajes desindustrializados del este de Inglaterra o del campo de Terezin. La literatura se convierte entonces en una manera de tratar la historia en el estilo de la rememoración proustiana, pero también de penetrar en la relación entre lo que una imagen "dice" y lo que una descripción "hace ver".

- ¿Cuál sería la relación entre filosofía y literatura hoy?
- En el siglo de Flaubert la literatura no dejó de explicitar en sus relatos el tema filosófico al cual Schopenhauer dio su forma más lograda: la autonegación de la voluntad. De Balzac a Tolstoi, Zola o Ibsen los personajes y las historias de la literatura ilustran un cierto enceguecimiento de la vida, que reduce a nada los proyectos de la voluntad. En la actualidad, la relación entre filosofía y literatura funciona de otra manera, menos como una comunidad de visión del mundo que como una interrogación común sobre los vínculos entre pensamiento y escritura. Deleuze y Guattari se dedicaron en ¿Qué es la filosofía? a distinguir los perceptos y los afectos, producidos por el arte, de los conceptos filosóficos. Pero esta distinción es cuestionada en la elaboración misma de su filosofía, donde los textos de Artaud y los relatos de Kafka, de Melville o de otros escritores se convierten en experiencias de pensamiento. La filosofía es llevada a cuestionar su condición de discurso "sobre" la literatura, el arte o la política y a pensar más fuertemente su naturaleza como literatura, es decir, como experiencia de escritura y de pensamiento que no está por encima del resto de las experiencias con las que constituye un tejido común.


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Fuente: revistaenie